Ya hemos dicho que, al igual que un escultor revela una composición al eliminar lo innecesario de un bloque de piedra, un diseñador de iluminación, al extraer objetos y figuras de la oscuridad, revela una composición escénica al público. En este sentido, la iluminación escénica crea una “visión escénica”. Este proceso de “visión escénica” es de múltiples etapas y complejo, y no todos sus pasos son comprendidos de manera inequívoca o estudiados exhaustivamente. Después de todo, hasta el día de hoy la naturaleza de la luz no se trata de manera inequívoca: como un compromiso entre teorías en competencia, se acepta que exhibe “dualidad onda-partícula”.
Si desglosamos el proceso de “visión escénica” en sus componentes, obtenemos la siguiente secuencia: una fuente de luz emite energía luminosa; esa energía, tras reflejarse en superficies ubicadas en el escenario y refractarse en el ojo, llega a la retina.
La retina transforma la energía recibida en impulsos eléctricos a través de un mecanismo fotoquímico; esos impulsos viajan a lo largo del nervio óptico hasta el cerebro, que a su vez hace más que simplemente leer esas señales: las interpreta de una manera específica. Es muy importante entender que estas etapas no están conectadas de manera estrictamente lineal. El mero hecho de que la imagen formada en nuestra retina esté invertida, y sin embargo la percibamos correctamente, demuestra que las señales entrantes son interpretadas por el cerebro a un nivel inconsciente. Este es un pequeño pero significativo ejemplo; a continuación, discutimos las características de la percepción en mayor detalle. Por ahora, es importante notar que cada etapa del ver depende del mecanismo de esa etapa. Una fuente de luz emite energía que, en nuestro contexto, se transforma de muchas maneras antes de que llegue al ojo del espectador, gobernada por leyes físicas —reflexión, refracción, transmisión, difracción, etc.— luego, al llegar al ojo, se transforma de acuerdo con las particularidades fisiológicas de la visión, y después también es interpretada por el cerebro, teniendo en cuenta no solo la experiencia psicológica sino, como veremos más adelante, social de la persona a la que llamamos espectador. Es probable que sea imposible para un diseñador de iluminación estudiar a fondo cada faceta de la psicofisiología de la percepción visual; ese es el trabajo de otras profesiones, pero el conocimiento de las principales leyes y características de la cadena completa del proceso de “visión escénica” permitirá a un diseñador tomar decisiones mejores y más precisas en la búsqueda de medios para lograr sus objetivos.